En primer lugar, debemos saber qué se entiende por accidente laboral.
El artículo 156 de la Ley General de la Seguridad Social nos expone que es « toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena«.
Así, en España tendrán la consideración de accidentes de trabajo:
- Los accidentes producidos realizando tareas distintas a las habituales (encomendadas por el empresario o en beneficio de la empresa).
- Los accidentes padecidos en el lugar y tiempo de trabajo.
- Los accidentes que sufre el trabajador cuando va a su sitio de trabajo o en el momento de volver a casa de este.
- Los accidentes padecidos realizando algunas acciones para el cumplimiento de su trabajo en un determinado trayecto.
- Los accidentes sufridos en ocasión o por consecuencia del desempeño de un cargo electivo de orden sindical o de gobierno de las entidades propias de la Seguridad Social.
- Los accidentes padecidos en realización de actos de salvamento.
- Las enfermedades o defectos padecidos con anterioridad, que se manifiestan o agravan como consecuencia de un accidente de trabajo.
- Los accidentes sufridos por imprudencias profesionales.
- Las enfermedades intercurrentes, definidas como las complicaciones del proceso patológico que han sido determinadas por un accidente laboral.
Una vez confirmada la existencia de un accidente laboral, el lesionado tiene derecho a recibir todas las prestaciones que del accidente se derive:
- La empresa le seguirá cotizando a la Seguridad Social.
- El trabajador disfrutará de una asistencia sanitaria completa.
- El trabajador recibirá una prestación por incapacidad laboral temporal.
- Además, según el caso, podrá recibir otro tipo de indemnizaciones: por seguro de convenio, por responsabilidad civil, entre otras.
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